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lunes, 26 de noviembre de 2007

MÚSICA EN CÁDIZ

Escribe George Steiner sobre la musicalización de la cultura como uno de los grados ineludibles del humanismo contemporáneo. La música, como la poesía, encierra en sí misma la memoria de los pueblos, y desde ella se rescata todo lo que fuimos y deseamos ser. Por eso es necesaria si no queremos dejarnos caer por los desfiladeros del olvido, que es el lugar destinado a las sociedades mudas y sin posibilidad de canto alguno. Teñir con música aunque sea un minuto de nuestro tiempo es un acto de rebeldía, en cuanto nos recordamos a nosotros mismos.

La celebración en Cádiz por cinco años consecutivos del Festival de Música Española debe ser motivo de alegría y felicitación a sus organizadores por parte de los ciudadanos. No deja de ser un acontecimiento que una ciudad que perdió su tradición musical hace muchas décadas intente recuperar ese hilo necesario que le une con la historia. El Festival nos ofrece la ocasión de escuchar, y en algunos casos descubrir, una serie de obras de nuestro patrimonio, desde la antigua polifonía renacentista hasta la época contemporánea, como es el caso de Sánchez-Verdú, compositor gaditano y algecireño, posiblemente el más internacional de todos los jóvenes músicos españoles. Pero me gustaría incidir en tres cuestiones que me parecen fundamentales para futuras ediciones. Está muy bien que durante los días quee dura el Festival hagamos un repaso por las orquestas andaluzas, como ha venido siendo habitual ¿Pero no sería más correcto que tal rodaje existiera durante todo el año, de manera que los gaditanos, ya que como andaluces contribuimos a su mantenimiento, disfrutáramos de las orquestas de Sevilla, Málaga, Córdoba o Granada. Ese sería un esfuerzo, no sólo de la Junta, sino de nuestras instituciones gaditanas, públicas y privadas, para crear una afición permanente.

Otro punto importante sería la revitalización de la Orquesta Manuel de Falla, apoyada económica y moralmente, con una política musical lo suficientemente coherente y atractiva como para desarrollar una labor educativa y musical en todo el territorio de la provincia, en la que nos impliquemos todos, incluso creando una sociedad filarmónica. ¿Quién no adquiriría los abonos para ocho conciertos anuales, por ejemplo?
La colaboración del Festival con la Cátedra Manuel de Falla del Conservatorio de Cádiz está dando buenos frutos, pero sería deseable una mayor graduación de este centro, con apertura de nuevos departamentos instrumentales que permitiera la formación completa de nuevos músicos gaditanos que en un futuro próximo pudiesen incorporarse a nuestra orquesta o fundar nuevas formaciones musicales.

Por último, cuando el Festival se estaba gestando se barajó la idea de ampliarlo a la música iberoamericana, pero por una serie de circunstancias se optó por limitarlo a la española. Cádiz posee la plataforma histórica y geográfica ideal para ser transmisora entre dos tradiciones sonoras que parten de un mismo tronco ¿De cara a los actos de 2012 no sería oportuno para todos abarcar sus competencias a Iberia (España y Portugal) y al continente americano. Estaría bien que al lado de Cristóbal de Morales o Turina se oyeran partituras barrocas halladas en las catedrales México o Lima, o los compases de Silvestre Revueltas, Carlos Chávez, Lecuona, Ginastera, Villa-Lobos o Piazolla, por citar a los más conocidos. Sería una forma de dar coherencia a nuestra vocación atlántica por encima de los fastos que nos esperan.

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